Por José Yorg, el
cooperario.
“He tranqueu muchos
caminos buscando el menos poseau pero al fin he comprobau que el mío tiene un
destino soy demasiau argentino pa que me
vengan con cuento mi pampa la llevo adentro y he de llevarla hasta que muera
seré horcón de una cumbrera de patria y hombres contentos”.
Extracto de “Permiso” de José Larralde.
La
humanidad se encamina, aparente y nuevamente, hacia un paradigma
socio-económico global: la desglobalización.
Esta
clasificación surge a partir de análisis de pensadores que auscultan las
tendencias e interpretan las consideraciones de los líderes influyentes del
mundo desarrollado en especial de EE.UU. De nuestra parte, siempre repetimos,
no somos economistas sino más bien curiosos y atentos, no somos partidarios de
dormir la siesta en estos asuntos.
Tempranamente,
en la etapa industrialista del capitalismo, los pensadores de la cooperación se
percataron de lo dañino de esta forma de organizar la sociedad e inmediatamente
comprendieron la necesidad de llevar a
la práctica factorial la cooperación como forma mejor que aquella en razón a su
justa distribución de excedentes.
Aquella
etapa capitalista, la industrial, al igual que su anterior, la mercantil, han
sido superada enteramente por su última etapa: La financiera. Esta etapa, lo sabemos
todos por sufrirla, está signada por permanentes ciclos de crisis.
Entonces,
y ya no es un secreto para nadie, que el
problema fundamental que enfrenta la humanidad es que la crisis vino para
quedarse e incidir en la vida de los pueblos. Intuimos, en consonancia con
muchos pensadores y analistas, que la desglobalización es un intento de
restituir vitalidad al método de oferta y demanda dando un paso atrás, volver a
la era proteccionista. Sin dudas, existen tropiezos que no enseñan, o no se
aprenden o en el peor de los casos, no se quiere aprender.
El
economista español José Luis Sampedro y
su enorme y valioso legado nos alecciona: “El
sistema capitalista está agotado. No pensemos en reformar al capitalismo, pues éste se ha reformado bastantes veces.
Pues eso es un proceso vital de un sistema que sube, aumenta y se cae”.
En
este escenario, en esta etapa episódica de la humanidad, rememoramos la
preocupación que perturbó la mente de Robert Owen (1771-1858) al comprobar
tempranamente los aspectos negativos señalados, ya presentes en esa época, además
de haber auscultado de la humanidad su historia, concluyó que el hombre es “el resultado necesario de su organización y
de las condiciones en que le sitúan la naturaleza y la sociedad”. Han
pasado más de siglo y medio de esas conclusiones, harto comprobadas y que no se
aprende, se tropieza una y otra vez.
Es
tiempo de pensar y accionar hacia la globalización de la cooperación.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario