“La calidad educativa no se logra agregando minutos al
reloj, sino transformando las condiciones reales de enseñanza-aprendizajes y
revalorizando verdaderamente al docente”.
José Yorg, reconocido investigador pedagógico y maestro de
primaria, expresó su profunda preocupación por la creciente sobrecarga horaria
en las escuelas. “No se trata de llenar horarios, sino de garantizar
aprendizajes significativos”, sentenció.
“Desde el año 2022 se viene implementando el programa “Una hora más de clases” en las escuelas primarias del país, con el supuesto objetivo de mejorar los aprendizajes de los niños. Sin embargo, desde nuestra experiencia concreta en el aula, como maestros de grado, sostenemos con responsabilidad que esta medida, lejos de fortalecer el proceso educativo, ha generado una saturación tanto en los alumnos como en los docentes”, contextualizó.
Explicó Yorg que “Desde una
perspectiva pedagógica el niño tiene un lapso de atención limitado, por lo que
permanecer una o dos horas continuas en el aula termina saturándolo y afectando
directamente su capacidad de atención y de asimilación de contenidos”
“El exceso de tiempo no garantiza mayor
aprendizajes”, afirmó. “La clave está en la calidad de la enseñanza, no en su
cantidad” y remarcó “la importancia de metodologías activas, pausas
pedagógicas, y un mayor respeto por los ritmos naturales del aprendizaje
infantil”.
Yorg llamó a revalorizar el rol
docente: “Necesitamos menos burocracia y más pedagogía. “Que el aula no sea una
jaula, sino una experiencia de libertad y descubrimiento”.
“Durante esos minutos
adicionales-graficó-los niños no sólo llegan agotados, sino que también
acrecientan la indisciplina y se desconcentran totalmente. En muchos casos, los
docentes nos vemos obligados a transformar ese tiempo en un pequeño recreo
improvisado, para que los chicos descarguen su energía y puedan recuperar un
mínimo de equilibrio emocional. La planificación pierde sentido, y se desdibuja
el objetivo pedagógico”.
Desde lo didáctico.
“Desde lo didáctico-a mi juicio-el
espacio adicional termina siendo una repetición sin sentido o una extensión
forzada del tiempo aula”.
“Es cierto que dicha hora fue
incorporada al salario docente. No obstante, debemos señalar con claridad: esa
retribución no compensa la sobrecarga ni dignifica la tarea. El salario docente
en nuestro país sigue siendo de pobreza, y en ese contexto, sumar horas es
apenas un paliativo económico, pero no una mejora estructural ni pedagógica
real”.
“Esta “hora más”, que en teoría
debía sumar calidad, en la práctica se convierte en un tramo de dispersión, que
erosiona lo trabajado en las horas previas y genera una verdadera entropía
educativa, donde el exceso de tiempo atenta contra la eficacia del proceso de
enseñanza-aprendizaje”, anotó Yorg.
“Por todo esto, llamamos a repensar
esta política pública educativa, escuchando a quienes vivimos y construimos la
escuela desde adentro. La calidad educativa no se logra agregando minutos al
reloj, sino transformando las condiciones reales de enseñanza y aprendizaje, y
revalorizando verdaderamente al docente”, concluyó José Yorg.
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