Por José Yorg, el
cooperario.
“La sociedad formoseña
es, mayoritariamente, de origen guaranítico, y estas capas acomodadas son
reacias a la cultura guaranítica y a lo popular”.
Es oportuno resaltar que mi interés en este asunto surge desde mi condición de ciudadano y educador social que pregona a la democracia como forma de vida que promueve el buen vivir de los ciudadanos, además aporto, sincera y respetuosamente, una crítica constructiva para un debate aun pendiente y no meramente con titulares periodísticos que en nada contribuye al mejoramiento de la educación política del pueblo.
En estos días se ha puesto de
manifiesto una especie de “todos contra todos” pertenecientes a la parcialidad
política opositora, derivada, a todas luces, del pobre resultado electoral que
obtuvieron.
¿Cuáles son las razones de tan estruendoso fracaso electoral? Muchas, pero resalta el originado por el Pacto de Olivos formoseño que promueve el elitismo partidario opositor , de una cúpula que impide todo intento de mejoría y avance.
Otro factor preponderante es la infiltración del pensamiento y acción porteñista en ciertas capas acomodadas económica, social y políticamente de la comunidad formoseña que mantienen una mirada influenciada por los medios periodísticos de Capital Federal, y que, en consecuencia, plantean una antigua antinomia Unitarios y Federales.
La sociedad formoseña es, mayoritariamente, de origen guaranítico, y estas capas acomodadas son reacias a la cultura guaranítica y a lo popular, por tanto, están impedidas de tener una visión y conceptualización de la cultura formoseña y sus aspiraciones, sus gustos, su manera de vivir y pensar. Están, por tanto, alejadas del pueblo.
¿Qué tienen que ver los líderes porteños y sus ideologías neoliberales con los formoseños? Nada. El entrecruzamiento de reproches entre la oposición marca una tendencia decadente, marca el agotamiento de una manera de hacer política, y sobre todo, evidencia el alejamiento del calor del pueblo.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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