Por José Yorg y Ana María Ramírez Zarza.
El capitalismo en su etapa industrial conmovió el mundo feudal y lo transformó, edificó sobre las ruinas feudales la cultura fabril, organizó la sociedad en ese afán y las nacientes instituciones educativas serían depositarias de generar las mentalidades afines.
Pero, en esa destrucción de lo viejo y construcción de lo nuevo bajo los designios capitalistas no estuvo ajeno la injusticia social, es más, de algún modo se incrementó, y esta situación de verdadera calamidad social impactó en las cortezas cerebrales de hombres y mujeres de buena voluntad y sensibilidad social quienes buscaron y encontraron en las ideas de Robert Owen y otros, el sustento teórico y práctico de constituir una cooperativa. Los Probos Pioneros de Rochdale, Inglaterra, en 1844.
Como es ampliamente conocido Robert Owen llevó adelante valiosas experiencias que resultaron truncas, sin embargo, de ello surgió una verdad incontrastable: El hombre es producto de su entorno y de su quehacer, con potencialidades de mejoramiento humano, pero si ese entorno le es hostil requiere de una herramienta conceptual y procedimental que lo ayude en su trayectoria transformadora, pues ella es la pedagogía contestataria cooperaria.
Así Owen va en procura de la pedagogía que encaminara esa acción empresaria cooperativa, tampoco lo halló.
Las ideas y acción cooperativa llegan a NuestraAmérica en los Siglos XIX y XX e inmediatamente logran arraigo, a tal punto que el mismísimo Domingo F. Sarmiento toma contacto con estas ideas y las impulsa en la Ley 1420 de educación. Numerosas y valiosas experiencias se desarrollaron en todo el territorio argentino.
Desde el año de 1996 nos sumamos a este noble movimiento educativo cooperativo escolar y universitario. En las reflexiones e investigaciones pedagógicas, en nosotros, docentes cooperativos, surgió una inquietante duda y luego constatación: La replicación pedagógica liberal en la práctica educativa, una incoherencia pedagógica.
Nos abocamos sin más a elaborar nuestra tesis que nos proporciona alegría al acuñar esa definición para compartirla: La génesis de la pedagogía cooperaria.
Ella, la génesis pedagógica cooperaria, tiene arraigo en los valores y principios del cooperativismo, filosóficamente su finalidad es liberar las mentes y corazones de la lógica del intercambio de mercancías y alcanzar la mente y corazón de la cooperación. La pedagogía cooperaria es una corriente pedagógica, una filosofía de la educación de la cooperación.
Resumen
La pedagogía cooperaria como ciencia y su filosofía entramada a la epistemología busca formar al Hombre cooperativo. Esa peculiaridad implica que la pedagogía cooperaria es la esencia y proyección del cooperativismo en clave pedagógica. Es, en suma, la imagen pedagógica que devuelve el espejo en que se mira la cooperación organizada, imagen en clave pedagógica.
Tal como refiere Mario Schujman ““Creo que es necesaria una ruptura epistemológica en la pedagogía cooperativa, una revolución pedagógica para acercarnos a los educandos, aprender de ellos y juntos, colectiva y solidariamente generar el conocimiento”.
La realidad circundante no es un algo inmodificable. El hombre puede, si así lo decide, transformarse y transformar, el conocimiento que alumbre estos procesos posee cualidades que ayudan en ese tránsito, es el cooperativismo.
La educación común no brinda los conocimientos empresariales emancipatorios requeridos por los pueblos exhaustos de tanta injusticia social. Hecho histórico constatado por nosotros al actuar como maestros de escuelas rurales de la Provincia de Formosa, al ver paulatinamente nuestros esfuerzos educativos disgregarse en la nada, pues en las campiñas formoseñas los cultivos tradicionales sólo generan mayor pobreza y desesperanza. ¿Qué pedagogía reclaman? Aquí, en este punto, está vinculada a su potencia como alternativa educativa emancipadora.
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