“El cooperativismo debe alzar
su voz en un tono más alto que cualquiera en aras de construir justicia
social”.
“La profundización de la crisis económica en plena pandemia lleva a millones de personas a la pobreza extrema, sin cobertura de salud, sin educación, falta de trabajo y viviendas, ello configura un marco de injusticia social inusitada pese a que existen alternativas se insiste con políticas públicas restrictivas”, evaluó José Yorg.
“Todo ese panorama que describí-dijo
Yorg- coloca al movimiento cooperativo en una situación de interpelación hacia
su posición doctrinaria, por lo que debemos
evaluar la posibilidad de crear una entidad Latinoamericana con peso político
capaz de incidir en la instrumentación de nuevas y vigorosas políticas públicas
favorables al desarrollo cooperativo”.
Aseveró el dirigente que “es
imperativo reflexionar críticamente sobre la direccionalidad política
estratégica y táctica de las cooperativas, por cuanto creemos que urge dotar de
poder político al cooperativismo Latinoamericano”
Liderar procesos de
profundización democrática.
“Tengo la más firme convicción-señaló- de que desde lo moral, desde la
solidaridad, desde lo doctrinario, el cooperativismo ya no puede seguir
impávido, al contrario, debe alzar su voz en un tono más alto que cualquiera en
aras de construir justicia social”.
Ilustró
Yorg que “el cooperativismo asume la tesis de que los gobiernos fundados sobre
bases liberales presentan comportamientos políticos oscilantes y hasta hostiles,
lo mismo que los sectores hegemónicos del mercado y sus grupos de presión”.
“Por
ello y más, el cooperativismo debe dotarse de una teoría del poder político para
equilibrar y concordar con su rol ante las necesidades sociales, económicas y
políticas en que se desenvuelve, debe ganar el corazón y las conciencias del
pueblo para liderar procesos de profundización democrática”, cerró Yorg.
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