Por Ana María
Ramírez Zarza y José Yorg.
“Cooperativismo ¿Dónde mejor que en las escuelas? Prof. Ramón Giménez
Nuestra trayectoria educativa como maestros en las
campiñas formoseñas en los años de 1980 nos enseñaron que el niño/a campesino/a
requiere una enseñanza emancipatoria. ¿Por qué?
Porque año tras año observamos como maestros rurales la
disgregación de la familia campesina en contra partida a nuestros esfuerzos
educativos, sin efecto positivo.
Buscando una alternativa educativa que respondiera a tal
necesidad, encontramos en el Cooperativismo Educacional la respuesta pedagógica
y didáctica más oportuna e imprescindible.
La familia campesina encara una producción
individualista y fragmentada, esta situación material conlleva tener una
conducta individualista que se reproduce a su vez en los hijos. Esta condición
familiar individualista lo coloca desde el punto de vista empresarial con
deficiencias tecnológicas, de acumulación de capital productivo, en definitiva,
en una posición de debilidad organizativa frente a los acopiadores quienes le fijan
el precio de su producción anual, frecuentemente de manera desventajosa para
sus intereses.
La educación común no tiene respuesta para superar esta
situación de perpetua inferioridad organizativa, económico social, proveniente,
precisamente del modo de producción individualista, al contrario la consolida
porque es ajena a esa realidad que requiere cambios.
El Cooperativismo Educacional posee los atributos
pedagógicos y didácticos mediante los cuales el proceso enseñanza aprendizaje
puede trasformar percepciones, actitudes y valores que conmuevan la relación de
producción individualista del campesinado, llevándolo a un estadio superior: La
producción cooperativa.
El rol del docente rural interpuesto de conocimientos
pedagógicos y didácticos del cooperativismo adquiere, entonces, una
significativa palanca para la transformación productiva organizativa en la
construcción de una nación agroindustrial con justicia social.-
Orientaciones
pedagógicas y didácticas en la diversidad rural
Es éste el punto central de la incorporación del
Cooperativismo Educacional, como aporte a esa promoción de mejoramiento de las
condiciones de vida, del buen vivir.
Para abordar esta tarea de vincular estratégicamente
educación – producción, el docente rural debe capacitarse adecuadamente. ¿Por
qué?
Porque consciente o inconscientemente, como nos indica Cáceres
Mendoza, el maestro introduce comportamientos citadinos en los educandos,
despertando falsas expectativas hacia los centros urbanos, desplazando hacia
ellos los mejores recursos humanos del campo, para que vayan a engrosar esa
enorme masa de desocupados, mano de obra no calificada, u ocupación disfrazada
que caracteriza a nuestros países latinoamericanos.
De lo que se trata entonces, es diseñar a partir de una
metodología un Proyecto Curricular Institucional, bajo la concepción
enriquecida por la Dinámica Del Trabajo en Equipo que facilite la introducción
de los contenidos cooperativos y su aplicación, tendiente a formar
organizaciones cooperativas que respondan a las verdaderas necesidades del contexto
social.
La Cooperativa Escolar de Actividad Productiva a partir
de la huerta o de la cría de pequeñas aves, de producción y comercialización de
pan, de talleres de rudimentos de carpintería y electricidad, y otros tantos,
serán los emprendimientos educativos económicos en que los conocimientos
generales harán sus aportes más significativos.
El Cooperativismo Escolar Rural facilitará la formación
de educandos para la vida y el trabajo grupal rural que los permita estar mejor
preparados para solucionar los problemas concretos que a diario enfrentan en
sus hogares, chacras y comunidades.
¡En la fraternidad,
un abrazo cooperativo!