domingo, 5 de julio de 2020

José Yorg Elocuente llamado a dialogar a la juventud cooperativista latinoamericana.


En conmemoración del “Día  Internacional del Cooperativismo” José Yorg les habló a los jóvenes cooperativistas Latinoamericanos utilizando varios medios virtuales, abriendo un diálogo, una discusión político-cooperativo”




“Estamos en una época en que no se puede predecir el futuro, pero sí proyectar. Eso se llama política” Adriana Puiggrós.


“Hoy más que nunca la pedagogía y didáctica cooperativa no puede eludir o disminuir su esencia transformadora, contestaría y constructora de una sociedad global justa”. José Yorg




“En un curso sobre cooperativismo surgieron naturalmente algunos señalamientos sobre el impacto de la educación y capacitación cooperativa en asociados, admitiendo en diversas formas y maneras dudas sobre la efectividad en la creación de la conciencia cooperativa. Este primer sábado de julio conmemoramos el “Día Internacional del Cooperativismo”, ocasión más que propicia para hablar con los jóvenes”, aseguró José Yorg y expuso cuanto sigue:

Entonces, si esto es así ¿Cómo afirmar el dinamismo de estos procesos educativos? Les hablo a los jóvenes cooperativistas Latinoamericanos, abriendo un diálogo, una discusión  político-cooperativo.

Y para abrir el diálogo que nos debemos desde hace tiempo, creemos que no queda más que intentar, ensayar o delinear y compartir algunas reflexiones, que provienen desde  nuestra propia práctica de educación y formación política, que realizamos en el seno de nuestra entidad educativa, gremial y política cooperativa, TECNICOOP.

Entonces, rápidamente exponemos algunos aspectos del modelo del comportamiento organizacional cooperativo de nuestra entidad, construida mediante metodologías y técnicas participativas, tales como, lectura, exposiciones y discusiones grupales, análisis coyunturales, etc., tendientes a la formación de manera dinámica, alejada del burocratismo y mecanicista, que estimulen y permitan la elevación de la conciencia ingenua a la conciencia crítica y transformadora y que a su vez permita sortear interna y externamente las influencias nefastas.

Tal proceso de formación organizacional choca, naturalmente, con hábitos y actitudes negativas traídas desde fuera y desde su habitad al seno de la cooperativa: La resistencia al cambio de mentalidad, producto de rutinas, creencias muy arraigadas y mitos fijados a lo tradicional, resistencia a la crítica organizacional destinada a evidenciar esas conductas anti-orgánicas, resistencia a ajustar las conductas a las nuevas reglas cooperativas, estos y otros, son focos de conflictos y enojos.

Interpretar la realidad a la luz de los valores y principios cooperativos de un modo fresco y creativo  para transformar esa realidad, intolerable por ser de constante desigualdad social. Los instrumentos conceptuales y procedimentales que aquí exponemos, aspiran a llenar un vacío teórico y pedagógico.

Si pretendemos que la educación cooperativa sea transformadora, en primera instancia, debemos darnos a la tarea de transformarla a ella misma, alejarla de la pedagogía liberal, devolverle toda su potencia revolucionaria, en realidad, propiciar el reencuentro de su gesta y legado, rescatados junto a lo Latinoamericano, inconforme y rupturista con la situación injusta, inhumana.

La Pedagogía y Didáctica cooperativa, lo hemos asentado cuantas veces pudimos, es el reflejo educativo de la acción de la cooperativa, sus valores, sus principios, su Doctrina, es el reflejo de la filosofía cooperaria. Ya no es posible seguir enseñando y aprendiendo cooperativismo bajo los lineamientos educativos liberales que los institutos educativos desarrollan.

Entonces, el problema que tenemos entre manos es de naturaleza política, pues sólo la política como acción y decisión puede encausar la potencia transformadora que encierra la filosofía cooperativa. Es menester, entonces, hablar de formación y organización política, como ciencia, no como partidismo.

Las relaciones en las sociedades están mediadas por la mercantilización, si queremos superar esa etapa, que es histórica, pues es el capitalismo quien lo instauró, deberemos disputar de tal manera que sea posible  que esas relaciones mercantiles se extingan y surja la relación de cooperación, entramos en disputa política aunque no lo proclamemos, son así por fuerza de los hechos.

Y si entramos en disputa política, (y siempre estuvimos) más vale que tengamos una estrategia política, organización, cuadros y una conducción formidable, referenciado por el/la estratego/a cooperativo/a. A esto llamamos instrumentos conceptuales-al efecto de su estudio y debate- para construir la “organización del consentimiento”*.

Nos advierte el Dr. Carlos Mario Londoño* “El movimiento cooperativo no podrá avanzar políticamente mientras no sea identificado por el pueblo como vehículo de liberación nacional”.
“Antes de iniciar las cooperativas la acción política, se requiere formar la conciencia política de las gentes que integran el movimiento cooperativo…La política es un valor humano…De todos esos valores hay que compenetrar la mente y la conciencia de los cooperativistas. Así se empieza a formar el consentimiento para la acción. Porque la acción política cooperativa-por esencia democrática-debe ser movida por el consentimiento*.

Latinoamérica es una sola nación, pensada así porque los problemas y las quebraduras son las mismas, cuyo origen provienen de su condición subdesarrollada y dependiente económica-social.

La respuesta histórica del cooperativismo Latinoamericano empieza por construir el instrumento “organización del consentimiento”, acorde a la tarea de coadyuvar, junto con otros movimientos sociales, a despejar las trabas ficticias y ciertas que la mantienen en estado de atrofia.

La educación y formación política de los cooperativistas latinoamericanos es el instrumento procedimental del que hablamos más arriba. Y la energía transformadora de la juventud, su entusiasmo por lo nuevo y mejor, es altruismo en acción.

Estamos en pleno desarrollo de una coyuntura de incertidumbres e incremento de la desigualdad social en razón a la pandemia que  marca lenta pero inexorablemente el advenimiento de un nuevo capitalismo.

¿Qué rumbo tomará el proceso económico? ¿Qué políticas públicas se aplicaran? ¿Qué actitud asumirán los gobiernos ante el movimiento cooperativo Latinoamericano? Son sólo algunas de las preguntas que inquietan.

De cualquier manera, el contexto Latinoamericano y mundial sigue su curso marcado por el ritmo neoliberal depredador, esta forma de organizar la economía a favor de unos pocos y en perjuicio de los más, que acosa a la vida, a la supervivencia de la especie humana, debe movilizarnos a pensar y accionar cooperativamente.

¿Qué esperamos los cooperativistas Latinoamericanos para construir la unidad en la diversidad de nuestra  “organización del consentimiento”?

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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