En
conmemoración del “Día Internacional del Cooperativismo” José
Yorg les habló a los jóvenes cooperativistas Latinoamericanos utilizando varios
medios virtuales, abriendo un diálogo, una discusión político-cooperativo”
“Estamos
en una época en que no se puede predecir el futuro, pero sí proyectar. Eso se
llama política” Adriana
Puiggrós.
“Hoy
más que nunca la pedagogía y didáctica cooperativa no puede eludir o disminuir
su esencia transformadora, contestaría y constructora de una sociedad global
justa”. José
Yorg
Entonces, si esto es así ¿Cómo afirmar el
dinamismo de estos procesos educativos? Les hablo a los jóvenes cooperativistas
Latinoamericanos, abriendo un diálogo, una discusión político-cooperativo.
Y para abrir el diálogo que nos debemos desde hace
tiempo, creemos que no queda más que intentar, ensayar o delinear y compartir algunas
reflexiones, que provienen desde nuestra
propia práctica de educación y formación política, que realizamos en el seno de
nuestra entidad educativa, gremial y política cooperativa, TECNICOOP.
Entonces, rápidamente exponemos algunos aspectos
del modelo del comportamiento organizacional
cooperativo de nuestra entidad, construida mediante metodologías y técnicas
participativas, tales como, lectura, exposiciones y discusiones grupales,
análisis coyunturales, etc., tendientes a la formación de manera dinámica,
alejada del burocratismo y mecanicista, que estimulen y permitan la elevación
de la conciencia ingenua a la conciencia crítica y transformadora y que a su
vez permita sortear interna y externamente las influencias nefastas.
Tal proceso de formación organizacional choca,
naturalmente, con hábitos y actitudes negativas traídas desde fuera y desde su
habitad al seno de la cooperativa: La resistencia al cambio de mentalidad,
producto de rutinas, creencias muy arraigadas y mitos fijados a lo tradicional,
resistencia a la crítica organizacional destinada
a evidenciar esas conductas anti-orgánicas, resistencia a ajustar las conductas
a las nuevas reglas cooperativas, estos y otros, son focos de conflictos y
enojos.
Interpretar la realidad a la luz de los valores y
principios cooperativos de un modo fresco y creativo para transformar esa realidad, intolerable por
ser de constante desigualdad social. Los instrumentos conceptuales y
procedimentales que aquí exponemos, aspiran a llenar un vacío teórico y
pedagógico.
Si pretendemos que la educación cooperativa sea
transformadora, en primera instancia, debemos darnos a la tarea de
transformarla a ella misma, alejarla de la pedagogía liberal,
devolverle toda su potencia revolucionaria, en realidad, propiciar el
reencuentro de su gesta y legado, rescatados junto a lo Latinoamericano, inconforme
y rupturista con la situación injusta, inhumana.
La Pedagogía y Didáctica cooperativa, lo hemos
asentado cuantas veces pudimos, es el reflejo educativo de la acción de la
cooperativa, sus valores, sus principios, su Doctrina, es el reflejo de la
filosofía cooperaria. Ya no es posible seguir enseñando y aprendiendo
cooperativismo bajo los lineamientos educativos liberales que los institutos
educativos desarrollan.
Entonces, el problema que tenemos entre manos es
de naturaleza política, pues sólo la política como acción y decisión puede
encausar la potencia transformadora que encierra la filosofía cooperativa. Es
menester, entonces, hablar de formación y organización política, como ciencia,
no como partidismo.
Las relaciones en las sociedades están mediadas
por la mercantilización, si queremos superar esa etapa, que es histórica, pues
es el capitalismo quien lo instauró, deberemos disputar de tal manera que sea
posible que esas relaciones mercantiles
se extingan y surja la relación de cooperación, entramos en disputa política
aunque no lo proclamemos, son así por fuerza de los hechos.
Y si entramos en disputa política, (y siempre
estuvimos) más vale que tengamos una estrategia política, organización, cuadros
y una conducción formidable, referenciado por el/la estratego/a cooperativo/a.
A esto llamamos instrumentos conceptuales-al efecto de su estudio y debate- para
construir la “organización del
consentimiento”*.
Nos advierte el Dr. Carlos Mario Londoño* “El movimiento cooperativo no podrá avanzar políticamente
mientras no sea identificado por el pueblo como vehículo de liberación
nacional”.
“Antes
de iniciar las cooperativas la acción política, se requiere formar la
conciencia política de las gentes que integran el movimiento cooperativo…La
política es un valor humano…De todos esos valores hay que compenetrar la mente
y la conciencia de los cooperativistas. Así se empieza a formar el
consentimiento para la acción. Porque la acción política cooperativa-por
esencia democrática-debe ser movida por el consentimiento*.
Latinoamérica es una sola nación, pensada así
porque los problemas y las quebraduras son las mismas, cuyo origen provienen de
su condición subdesarrollada y dependiente económica-social.
La respuesta histórica del cooperativismo
Latinoamericano empieza por construir el instrumento “organización del consentimiento”, acorde a la tarea de coadyuvar,
junto con otros movimientos sociales, a despejar las trabas ficticias y ciertas
que la mantienen en estado de atrofia.
La educación y formación política de los
cooperativistas latinoamericanos es el instrumento procedimental del que
hablamos más arriba. Y la energía transformadora de la juventud, su entusiasmo
por lo nuevo y mejor, es altruismo en acción.
Estamos en pleno desarrollo de una coyuntura de
incertidumbres e incremento de la desigualdad social en razón a la pandemia
que marca lenta pero inexorablemente el
advenimiento de un nuevo capitalismo.
¿Qué rumbo tomará el proceso económico? ¿Qué
políticas públicas se aplicaran? ¿Qué actitud asumirán los gobiernos ante el
movimiento cooperativo Latinoamericano? Son sólo algunas de las preguntas que
inquietan.
De cualquier manera, el contexto Latinoamericano y
mundial sigue su curso marcado por el ritmo neoliberal depredador, esta forma
de organizar la economía a favor de unos pocos y en perjuicio de los más, que
acosa a la vida, a la supervivencia de la especie humana, debe movilizarnos a
pensar y accionar cooperativamente.
¿Qué esperamos los cooperativistas
Latinoamericanos para construir la unidad en la diversidad de nuestra “organización
del consentimiento”?
¡En
la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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