“Renovar el mensaje peronista implica construir una
nueva épica, articulada con el Partido cooperativo”.
El movimiento peronista que, desde 1946, encarnó el ascenso social, los derechos laborales y la justicia social, atraviesa hoy una profunda crisis ideológica y de sentido. Aquella fuerza histórica que supo generar una “esperanza cierta” —no declamada sino vivida— enfrenta el enorme desafío de recuperar la fe del pueblo.
Para analizar esta encrucijada recurrimos a José Yorg,quien cuestiona sin rodeos la llamada “mística peronista” —identidad, justicia social, tercera posición y movilización popular— señalando que ha sido desfigurada o directamente abandonada, dando lugar a una crisis que el movimiento todavía no se anima a reconocer plenamente.
“¿Puede el peronismo volver hoy a generar
esperanza cierta en el pueblo?” se pregunta Yorg, recordando que en sus
orígenes el peronismo transformó radicalmente la vida cotidiana: garantizó
derechos laborales, promovió el ascenso social, defendió la independencia
económica, afirmó la soberanía política y colocó la justicia social como
horizonte de la felicidad colectiva.
“Sus cimientos generaron esperanza cierta
porque modificaron la realidad material de millones de argentinos y
latinoamericanos que migraron, trabajaron y encontraron oportunidades reales de
prosperidad”, ilustró.
Y agregó “Sin embargo, en pleno siglo XXI,
aquella mística histórica ya no está. La identidad se diluyó, la justicia
social se fragmentó, la tercera posición desapareció y la movilización popular
fue reemplazada por lógicas burocráticas y electoralistas. Hoy debemos decirlo
con claridad: el peronismo ya no tiene un mensaje unificado para las nuevas
mayorías empobrecidas”.
“La crisis actual nace, precisamente, del
abandono paulatino de sus principios fundacionales. El primer quiebre fue la
fractura del ideal de justicia social. La independencia económica quedó
subordinada a las urgencias de la globalización y a las presiones del capital
financiero. En nombre del “realismo”, el peronismo adoptó políticas que en
otros tiempos hubiera combatido, exhibiendo una flexibilidad doctrinaria que desorientó
a sus propias bases”, señaló Yorg.
“La “tercera posición” —aquella síntesis
creativa entre capitalismo y socialismo— se perdió. El movimiento dejó de ser
un actor con proyecto histórico para convertirse en un archipiélago de
facciones con agendas coyunturales y lógica de supervivencia electoral”.
El
desafío del siglo XXI: refundar la esperanza
“La pregunta central ya no admite
evasivas: ¿puede el peronismo forjar una nueva esperanza cierta?” ¡Claro que sí
puede, en unión con el Partido
cooperativo!
“El camino de la refundación exige una
autocrítica brutal, sin retórica ni maquillajes. El peronismo debe enfrentar su
crisis de identidad y responder, con claridad política y moral: ¿Qué le ofrece
hoy a la Argentina del siglo XXI?”
“Renovar el mensaje peronista implica
construir una nueva épica, articulada con el Partido cooperativo, la lucha
contra la desigualdad estructural, la pobreza persistente, la integración
tecnológica y el desarrollo de una producción agro-industrial soberana. Solo
así podrá demostrar que sus principios fundacionales —soberanía política,
independencia económica y justicia social— no son consignas del pasado, sino
banderas vigentes y necesarias”.
“Sin esa refundación profunda, el
peronismo no generará esperanza: administrará nostalgias. Con ella, en cambio,
podría volver a ser lo que fue en su origen: una fuerza histórica capaz de
transformar la realidad y devolver dignidad al pueblo”, cerró José Yorg.
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